MUNDO AL REVÉS
En el mundo tal cual es, mundo al revés, los países que custodian la paz
universal son los que más armas fabrican y los que más armas venden a los demás
países; los bancos más prestigiosos son los que más narcodólares lavan y los
que más dinero robado guardan; las industrias más exitosas son las que más
envenenan el planeta; y la salvación del medio ambiente es el más brillante
negocio de las empresas que lo aniquilan. Son dignos de impunidad y
felicitación quienes matan la mayor cantidad de gente en el menor tiempo,
quienes ganan la mayor cantidad de dinero con el menor trabajo y quienes
exterminan la mayor cantidad de naturaleza al menor costo.
Caminar es un peligro y respirar es una hazaña en las grandes ciudades del
mundo al revés. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos
no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen
por el pánico de perder las cosas que tienen. El mundo al revés nos entrena
para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa, nos reduce a la
soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos. Estamos
condenados a morirnos de hambre, a morirnos de miedo o a morirnos de
aburrimiento, si es que alguna bala perdida no nos abrevia la existencia.
¿Será esta libertad, la libertad de elegir entre esas desdichas amenazadas,
nuestra única libertad posible? El mundo al revés nos enseña a padecer la
realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a
aceptar el futuro en lugar de imaginarlo: así practica el crimen, y así lo
recomienda. En su escuela, escuela del crimen, son obligatorias las clases de
impotencia, amnesia y resignación. Pero está visto que no hay desgracia sin gracia,
ni cara que no tenga su contracara, ni desaliento que no busque su aliento. Ni
tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela.
CURSO BÁSICO DE INJUSTICIA
La publicidad manda consumir y la economía lo prohíbe. Las órdenes de
consumo, obligatorias para todos pero imposibles para la mayoría, se traducen
en invitaciones al delito. Las páginas policiales de los diarios enseñan más
sobre contradicciones de nuestro tiempo que las páginas de información política
y económica.
Este mundo, que ofrece el banquete a todos y cierra la puerta en la narices
de tantos es, al mismo tiempo, igualador y desigual: igualador en las ideas y
en las costumbres que impone, y desigual en las oportunidades que brinda.
Puntos de
vista
Desde el punto de vista del búho, del murciélago, del
bohemio y del ladrón, el crepúsculo es la hora del desayuno.
La lluvia es una maldición para el turista y una buena
noticia para el campesino.
Desde el punto de vista del nativo, el pintoresco es
el turista.
Desde el punto de vista de los indios de las islas del
mar Caribe, Cristóbal Colón, con su sombrero de plumas y su capa de terciopelo
rojo, era un papagayo de dimensiones jamás vistas.
Desde el punto de vista del sur, el verano del norte
es invierno.
Desde el punto de vista de una lombriz, un plato de
espaguetis es una orgía.
Donde los hindúes ven una vaca sagrada, otros ven una
gran hamburguesa.
Desde el punto de vista de Hipócrates, Galeno,
Maimónides y Paracelso, existía una enfermedad llamada
indigestión, pero no existía una enfermedad llamada
hambre.
Desde el punto de vista de sus vecinos del pueblo de
Cardona, el Toto Zaugg, que andaba con la misma ropa en verano y en invierno,
era un hombre admirable:
—El Toto nunca tiene frío —decían.
El no decía nada. Frío tenía, pero no tenía abrigo.
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