lunes, 28 de mayo de 2012

ACCIÓN PEDAGÓGICA EN ORGANIZACIONES ARTÍSTICAS Y EDUCATIVAS.


Este texto nos hace ver que pertenecemos a un sistema en el que no tenemos la posibilidad de  pertenecer a él, es decir, nos viene dado todo de antemano sin darnos otra elección que aceptarlo y mantenernos pasivos ante los mandatos que viene dados desde arriba.

            Las ideas sacadas en este texto nos hacen ver que lo público forma parte del patrimonio cultural que hemos heredado y al cual no es fácil acceder, también destacamos que lo perteneciente al mundo privado tiene un acceso limitado pero  las posibilidades que ofrece para participar en el son mayores que las del mundo público.

 

Hablamos de espacios reservados para preservar el legado cultural, hablamos de las bibliotecas por ejemplo, pero ¿qué pasa con las personas que no quieren recibir ese legado cultural o no son conocedoras de su legado anterior?

Cuándo hablamos de cultura y educación  hay que tener en cuenta la evolución de las mismas haciendo referencia a sus posibles contextos; alta cultura, cultura de masas y cultura popular. La alta cultura ha sido valorada como la “aceptable” y la de “calidad”, la que las masas debían implantarla en su entorno. Esto ha hecho que las clases humildes, que son  mayoritarias (los trabajadores), no han tenido (ni tienen) poder de decisión ni participación en su propia cultura, su herencia cultural viene implantada desde las clases altas.

Por otro lado la educación que es la encargada de dar la posibilidad de acceso a la cultura, de ofrecerla a la ciudadanía. La entrada  del Estado de Bienestar hace que los servicios públicos y la cultura, se entiendan como algo de todos, es decir con la posibilidad del acceso a la cultura y a lo público por parte de todos los ciudadanos.

Todo esto hace que se busque la validez y eficiencia en la transmisión de la cultura ¿Cómo? Mediante los recursos existentes y disponibles para que dicha transmisión llegue a todos los ciudadanos.

Pero no es tan sencillo cómo parece ya que el ciudadano sigue sintiéndose fuera de su propia cultura porque no es participe de lo que ocurre dentro de ella.


           Más tarde, entramos en una etapa en la que se intenta establecer una relación directa entre el legado cultural y la participación de la ciudadanía. Ya no vale que el sistema educativo sea la única fuente de transmisión de cultura sino que la propia educación sea contenido  de la propia cultura, así llegaremos a entenderla y aprenderla.

Para poder aprender y entender la cultura existente , el legado que ésta ha transmitido debe ser salvado por la propia ciudad; tomamos a la ciudad cómo herramienta e instrumento de educación, alcanzando  el conocimiento de cultura de manera autónoma.

Pasamos a hablar del  poder del neoliberalismo, éste recaía en el poder burocrático, dónde se pagaba en función de su categoría y responsabilidad social, para después repartirse.
Por lo tanto la política cultural supone un capitalismo cultural para la sociedad, en la que la cultura sigue estando al alcance de unos pocos. Todo estos movimientos de globalización están lejos de ofrecer a los ciudadanos la elección que permita al propio ciudadano alejarse y separarse de “lo cultural” cuando lo desee.
La educación, aporta la información de forma jererquizada, haciendo indispensables los medios y los recursos para acceder a la cultura
Por otro lado el proyecto democrático implica; pagar impuestos, asumir unas leyes (estando o no de acuerdo) que a su vez, requieren de unos mínimos que deben respetarse. Todo ello además genera una defensa al entorno educativo, como es el caso de las instituciones sociales educativas.
Una consecuencia clara de este sistema es que la cultura ya no es el contenido de la escuela, si no que este sistema  que intenta integrar la cultura a los contenidos del sistema educativo ya no es así; este sistema no consigue llegar a las clases más bajas aunque esto fuese uno de sus objetivos; los beneficiarios ahora son las clases medias.
Esta inversión en el legado cultural, hace que la cultura se gestione desde otros departamentos cómo el de economía, urbanismo y bienestar social. Todo esto hace que la difusión cultural y la distribución universal e ilimitada de sus contenidos propongan dos tareas nuevas ; la creación sostenible y el trabajo por una ciudadanía activa. La ciudadanía activa  no debe ni obligar ni persuadir a los individuos para que participen, no debe coaccionar la libertad individual (cómo se hacía anteriormente).
Ahora podemos decir que la cultura nos da la posibilidad de elegir el tipo de educación.  Esto hace que la propia cultura esté expuesta a una clasificación piramidal, ya que los que están en la cúspide tienen un dominio mayor sobre ella.
La cultura se debe percibir como un patrimonio común al que todos los ciudadanos pudiésemos acceder y participar en ella; esto se puede conseguir por medio de la creación de códigos de comportamiento y sociabilización de nuevos y antiguos lenguajes.
En el ámbito educativo , por un lado vemos que la población cede toda la responsabilidad al propio sistema educativo y por otro lado los cambios sufridos en la educación provoca desajustes entre los valores dominantes y las prácticas ciudadanas.
El sistema educativo crea favoritismos como sucede en el mundo exterior, favoritismos hacia ciertas personas o grupos pertenecientes a determinados grupos sociales.

           Todo esto nos lleva a la reflexión de que es necesaria e imprescindible que se produzca una relación entre lo local y lo global, que se defienda lo público teniendo en cuenta lo común con lo global. También hay que tener en cuenta la ética de reciprocidad.
El acceso social a la cultura contra la pobreza y marginación supone un compromiso con las generaciones futuras, implicando a las actuales y haciendo participe a aquellos que se sientan o estén en riesgo de exclusión social.
Se debe fomentar la participación desde una democracia enmarcada en la justicia social y rechazando la violencia y los abusos.
Entramos ahora a un bucle en el que las clases medias (mayoritarias) dependen directamente de la dominación de las élites (minoritarias pero con poder), por lo tanto es inalcanzable la idea de democracia-justicia social ya que la propia democracia está sumergida en engaños políticos, económicos y sociales.
Una posible solución a todo esto es la participación activa ; que como finalidad tiene el desarrollo del bienestar social y la calidad de vida en el municipio , a través de la corresponsabilidad de sus habitantes. Hoy día es posible mediante la existencia de redes sociales; que se ha convertido en una herramienta fundamental que atiende a la interculturalidad existente y a sus cambios.
Podemos ver que el Estado no hace nada para que se produzca la participación activa limitando a las personas al acceso cultural.
Hay que ser consciente de que si todo fuese igualitario para todos los ciudadanos (cultura, educación, política…) la situación sería insostenible perjudicando la estabilidad y armonía social.
Los ciudadanos deben estar informados de las ofertas culturales, sociales, políticas, educativas… y deben disponer de la autonomía suficiente para manejarlos en su beneficio.


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