Este documental se hace llamar “La
Servilleta de Picasso”, por una anécdota protagonizada por Picasso dentro de un
restaurante, cuando al pedir la cuenta le entrega a la camarera un dibujo pintado
por él, pidiendo esta que si se lo podía firmar, a lo que al artista la
contesta, “señora estoy pagando el almuerzo no el restaurante”. En esta acción
protagonizada por Picasso, se puede ver el poder del arte y la representación
económica, política que conlleva dentro de la sociedad.
En este
documental nos quieren hacer ver que el arte y la cultura no es inocente, que
no es solo mero trabajo manual el cual nos puede gustar mas o menos, si no que
tiene en ocasiones innumerables trasfondos que pueden repercutir en la sociedad
de una forma u otra. Los trabajos artísticos tienen el poder ser visionarios de
la propia sociedad y de los acontecimientos que están sucediendo y quizás no se
ven, además tiene otro gran poder, realizar cambios en la misma.
Con toda esta
fuerza que posee el arte, el documental nos muestra las continuas estrategias
de los diferentes estamentos para controlar ese dominio. Ya que los poderes públicos
y privados, saben que si pueden controlar o llevar el arte por sus caminos de
conveniencia, pueden llegar a mitigar esa fuerza que supone el arte sobre la
sociedad.
Por otro lado,
nos habla de el uso que se esta dando al arte hoy en día, ya que se esta usando
como bien económico, dejando de lado la parte cultural, artística y simbólica. Las
personas van a los museos a ver las obras movidos por tendencias actuales, como
si de un simple pantalón o zapatos se tratara, no a disfrutarlas como lo que
son, arte y cultura. En otra cara, tenemos a los propietarios, los cuales hacen
uso de ellos como inversión quedándose muchas de ellas relegadas en un cuarto
de baño de algún que otro magnate, los cuales las observaran como de la
etiqueta de un champú se tratase.
Por eso desde
la Educación Social, debemos hacer una labor educativa de expansión y
conocimiento del arte, para que las personas disfruten de esas obras y reclamen
el poder que tienen sobre ellas, ya que el arte es para la ciudadanía y no un bien
de valor económico. Para ello debemos educar a la sociedad en las diferentes
materias artísticas; desde nuestros proyectos deben buscar ese objetivo y no
hacer un uso de ello para realizar una mera distracción ante conductas que se
deseen modificar. Ya que si se realiza de forma no adecuada, lo único que se
hará es perpetuar ese poder que ejercen los poderes superiores sobre la cultura,
perdiendo el pueblo esa legitimación y poder de cambio que posee.
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